CINE, IGLESIA Y AMAZONÍA
Ahora que el Papa Francisco anuncia su visita a la Amazonía peruana (escrito el 2017), es pertinente recordar como la iglesia católica empleó el cine en sus primeros años.
Los Misioneros Dominicos lo usaron intensivamente con fines de adoctrinamiento y para reflejar su trabajo, por esa razón se entiende el esfuerzo del padre Gerardo Fernández, quien el año 1924 trabajaba en el convento Santa Rosa en Lima y se animó a filmar en las selvas del Cusco, todo un reto para esos tiempos. Conseguir los equipos no era fácil, asi que organizó un sorteo entre los fieles de Lima para comprar una cámara de filmación Pathe. El padre Fernández enrumbó hacia Koribeni, en el Alto Urubamba, donde también trabajaba su pariente, el Padre Wenceslao Fernández y con él -uno como realizador y el otro de protagonista- filmaron un documental junto a los nativos de la misión. El argumento era sencillo: los misioneros salen en busca de nativos a quienes convertir, se pierden en la selva y a punto de desfallecer se les aparece Santa Rosa de Lima y les anima, logran convertir a los nativos y fundan una misión. Misiones Dominicanas en el Perú es el nombre de la película, el estreno público se realizó el día 6 de junio de 1927 en el Teatro Forero de Lima. La película tuvo enorme resonancia en la prensa peruana y cruzó el océano llevada a la Exposición Universal de Misiones en Barcelona del año 1929 y otros países.
¿Cuál fue el destino de esta película?. El Padre Roberto Ávalos -que actualmente trabaja en el Perú- vió décadas atrás un rollo con la película en los almacenes Dominicos en Salamanca, sin embargo la necesidad de espacio y lo inflamable de las cintas llevaron a su lamentable destrucción hace pocos años.
Los dominicos continuaron en el empleo activo del cine para su trabajo, principalmente con los pueblos Machigüengas. Los padres Joaquín Barriales y Adolfo Torralba, como guionista y realizador respectivamente, realizaron durante los 80 y 90 una docena de documentales sobre diversas misiones y también sobre mitos y costumbres. Actualmente el padre Roberto Ávalos es el encargado de continuar esta tradición cinematográfica y promueve el uso del video, como herramienta para apoyar las luchas sociales de los pueblos indígenas del Alto Urubamba que buscan hacer respetar sus derechos frente a empresas petroleras que han traído conflictos sociales e impacto en el medio ambiente.
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