SHIPIBO...60 años atrás

Una película antigua recuperada, costumbres de siglos que ya no se practican, la búsqueda de locaciones y personas que protagonizaron este tesoro de la etnografía visual rodado en el Perú a principios de los años 50... los invito a participar de un relato sobre nuestra última aventura fílmica en el corazón del mundo shipibo, un largometraje junto al Field Museum of Chicago.


"Acá tengo las filmaciones más antiguas de los Shipibos, ven para que las copies", esta jugosa invitación hecha 2 años atrás por mi amigo Manuel Cornejo del CAAAP fué el primer contacto que tuve con SHIPIBO, MEN OF THE MOUNTAIN, una serie de imágenes de indígenas del Perú encontradas en un almacén de un museo de New York por Claire Odland y Alaka Wali, investigadoras del Field Museum of Chicago y compiladas por ellas en un documental etnográfico de casi una hora. Se trataba de una filmación realizada por el lingüista norteamericano Harry Tschopick JR. en la primera mitad de los años 50 en algunas aldeas del pueblo Shipibo. Se sabía del autor, del grupo etnico, pero no se sabía nada más. Tschopick murió joven, a los 41 años, y sus notas de campo no se encontraron. Se cree que con el material filmado se hizo un especial para la TV donde seguramente habrían mas datos. El resto era un misterio y asi es que los rollos originales se almacenaron y durmieron casi 60 años.

A Claire la conocí en una de las proyecciones de AMO AMAZONIA en octubre del 2009, justamente presentando la película antigua de los shipibo. A los pocos meses me propone participar del largometraje procurando encontrar la comunidad donde se filmó la película y si fuese posible encontrar también algunos shipibo que fueron filmados en este rodaje tan añejo. La cita era para julio del 2010 y junto a mi habitual dupla con Alex Giraldo participarían también la antropóloga Luisa Elvira Belaunde como asesora en cultura shipibo. Por el Field Museum estaría Claire, Alaka y Nancy Feldman, productora del largo.

La idea era proyectar la película en dos de las cuencas donde la cultura shipibo aún conserva algunas de las costumbres registradas en las escenas, por ello se decidió viajar a la cuenca del Rio Caco, a la cuenca del rio Pisqui y también a las comunidades cercanas a Pucallpa. Teníamos 16 días para cumplir nuestro objetivo, muchos de los cuales los pasaríamos navegando.



¿Qué retos técnicos nos planteaba este rodaje?.

Pues el primero de ellos tenía que ver con el aparataje a llevar teniendo en cuenta que solo éramos dos personas encargadas de elegir locaciones, plantear escenas, filmar, hacer entrevistas, armar los equipos de proyección y presentar la película. El equipo sería pequeño porque trabajaríamos con nuestra Sony EX 1. Bueno, pequeño es un decir, porque bien sabemos que toda producción profesional requiere de accesorios y gadgets que ocupan espacio pero que pueden ayudar a mejorar el proceso de rodaje. Por eso incorporé sin ninguna duda un matte box Chrosziel con french flag (importantísimo para ambientes con lluvia o sol excesivo), un soporte de hombro con mangos (una suerte de steady cam diseñado por nosotros que ayuda a la estabilidad durante las tomas en movimiento).


El sonido debería ser de rápida respuesta, por eso practicamente todo el rodaje deberíamos usar nuestro sistema inalambrico para boom Senheisser, una elección precisa ya que muchas mujeres indígenas se sienten incómodas cuando les colocamos el micro corbatero.


El 8 de julio empezamos las proyecciones en la conocida comunidad San Francisco y con cerca de 200 alumnos del colegio. Fué la primera proyección y se hizo de día, por ello tuvimos que oscurecer parte del gran salón comunal para lograr que la imagen proyectada se vea nítidamente. Luego de esta animosa proyección entrevistamos a estudiantes y profesores sobre lo visto. Esperaba emotividad, sorpresa, nostalgia, pero eso no apareció en los testimonios, ¿cómo había sido tomado el documental?, pues entre los jóvenes había un sentimiento de vergüenza por algunas escenas como el duelo con huishati (el cuchillo shipibo) y las fuertes imágenes del flecheo ceremonial a una cerdita (a la que incluso se ve segundos antes de ser flecheada amamantando a sus crias). Estos dos temas fueron los que motivaron mayores comentarios durante todas las proyeciones: la sangre y el trato hacia los animales. Estos temas tan delicados fueron saliendo gracias a Luisa Elvira que nos apoyó en las entrevistas, ¡qué importante es contar con una antropóloga con experiencia en comunicaciones!. Luisa ha conducido hace unos años una serie de documentales para National Geographic y ese aprendizaje facilitó mucho nuestro proceso de trabajo


El 9 de julio nos embarcamos en un largo viaje de 10 horas en deslizador hacia el sur, a la cuenca del rio Caco donde todavía existían mujeres expertas en el arte de la cerámica, especialmente en la confección de los chomos, aquellas grandes vasijas pintadas con diseños shipibo y que exhiben un rostro, "el de los invisibles, los que ya no están" como ellos dicen. El Caco es un río mediano donde las garzas aparecen en cada recodo. Cada familia tiene un animalito de monte como evidencia de la rica biodiversidad que los rodea. Luego de un desembarque diríamos "épico" debido a que el bajo nivel del agua obligó a acarrear nuestros pesados bultos cerca de un kilómetro y cuando pensábamos descansar, la comunidad de Caco Macaya practicamente exigió ansiosa ver esa noche la película en el enorme salón comunal donde ya se habían congregado cerca de 300 personas. Esta vez la proyección sería de noche y con una variante: la película iba a ser presentada con un guioncito previamente elaborado tras la primera proyección donde el castellano formal de Claire se encontró con gente que esperaba quizás una presentación más emotiva.



En Caco Macaya hicimos tres presentaciones del documental, una cada noche. Un problema técnico sobre el que ya habíamos conversado se presentó aquí: nuestro generador Honda de 1 KW era insuficiente para el proyector de video que llevamos. Es que no solo era el proyector, había que sumar la lap top, el amplificador de sonido y los dos focos del salón. El motorcito se apagaba, asi que nos prestaron otro motor al que solo debimos ponerle gasolina, un galón por noche, unos 12 soles. Ese motor más grande fué perfecto, aunque en la oscuridad y el tumulto siempre hubieron tropezones que causaron desconexiones involuntarias.



Lo más importante de esta parte del recorrido fueron los largos testimonios de mujeres ancianas sobre las costumbres observadas en el documental. En un diálogo cotidiano ellas opinaban sobre las fiesta antiguas y las prácticas culturales desaparecidas, sin esa nostalgia occidental que conocemos, mas bien con una cierta frialdad y aparente desapego. Ellas brindaron importante información complementaria sobre esas prácticas, todo en idioma shipibo porque sabemos que cuando hablan en su idioma materno es más fácil expresar ideas y lograr mayor profundidad en sus testimonios .


Hicimos un visionado más en la comunidad de Nuevo Progreso del Caco, justo antes de empezar el partido por la final del campeonato mundial de futbol Sudáfrica 2010. Lo interesante aquí es que nuestra proyección congregó al doble de gente que el partido de fútbol. No ocurrió lo mismo en otra comunidad cercana, donde la borrachera de algunas autoridades frustró las coordinaciones ya efectuadas y obligó a salir rápidamente. Nos enteramos después del llamado de atención que todo el pueblo dió a la persona que puso obstáculos para la presentación del documental. Ocurre que cuando ven gente extranjera -nos acompañaban Claire y Nancy- se quiere cobrar por cualquier actividad, asi sea un evento cultural de reencuentro con las imágenes de los antepasados. Asi es a veces, no todos los dirigentes son iguales ni santos.


La segunda parte de esta aventura estaba programada para la cuenca del rio Pisqui, al norte de Pucallpa, cerca a la conocida Contamana. Esta parte de la travesía fué bastante diferente al Rio Caco. Coincidimos con el friaje mas intenso que la gente de la zona haya sentido en toda su vida, la temperatura bajó hasta 10 grados y llovió todos los díás que estuvimos allí. El largo viaje en deslizador fué una tortura, no teníamos ropa de abrigo adecuada y lo que encontramos en las comunidades fué muy triste: niños semidesnudos llorando de frío pero sobre todo de hambre porque con ese clima no se puede pescar, cazar ni ir a la chacra a recolectar. Realmente muy triste y mucha impotencia ver la forma en que se altera el equilibrio climático del planeta debido a los años de agresiva contaminación de las grandes industrias principalmente. Estábamos allí pero nuestro ritmo de trabajo fué bastante lento, aprovechando los momentos en que dejaba de llover para hacer algunas imágenes de contexto y escenas de la cotidianeidad. A este viaje no concurrió ni Luisa Elvira ni Claire, pero llegó Alaka, antropóloga indo americana del Field Museum, sin embargo aquí practicamente toda la filmación la hicimos Alex y yo, dos personas para un largometraje... extrañamos mucho a Luisinha y su enorme capacidad para hacer entrevistas con la gente.


Debo decir a favor de nuestro equipo que la cámara EX 1 se portó bastante bien, la luz LED portátil que llevamos salvó de los apuros de un ambiente sin sol y sin contrastes. Extrañamos una luz más, pero los dos paneles flexibles reforzaron lo necesario. Me gusta mucho trabajar la luz lateral para enfatizar las texturas y también filmar siluetas para sugerir acciones y no caer en lo meramente descriptivo. Por las noches, al igual que hicimos en el rio Caco, proyectamos las imágenes grabadas durante el día lo que alegraba sobremanera a los asistentes. Eso siempre es una llave para trabajar con las personas. Al día siguiente de proyectar esas imágenes filmadas las personas nos pedían que las filmemos y nos buscaban para ello, tanto jóvenes como adultos.



Una constatación que descubrimos en los últimos días de rodaje es que los adultos mayores, los ancianos, no se acercaban a las proyecciones, sea por el frio, sea por la distancia a recorrer de noche desde sus casa a la sala de proyecciones, sea porque no veían bien o porque les desagradaba la concentración de gente que se producía. Esta situación era perjudicial para nuestro proyecto y resolvimos el tema ubicando ancianos y llevándoles directamente a sus casas la lap top y el dvd SHIPIBO, HOMBRES DE LA MONTAÑA para que lo vieran. Esto solo lo pudimos hacer en comunidades aledañas a San Francisco.




La última parte de esta experiencia de rodaje se llevó a cabo en Pucallpa y en la cercana comunidad de Santa Clara, sector Nuevo Chicago. Se invitó al hotel a personas que aseguraban tener parientes que participaron en la película. Entre lágrimas algunos de ellos reconocían a sus padres y afirmaban que la película fué filmada en la comunidad de Punchana, cerca al lago Yarinacocha, comunidad que hoy ya no existe, como tantas comunidades que fueron borradas del mapa por los cambios de curso del rio, por enfermedades o porque la gente decidió buscar un mejor emplazamiento. Las investigadoras del Field Museum dudaban que el rodaje hubiese sido en Punchana porque el título que el mismo Tschopick manejaba para la película HOMBRES DE LA MONTAÑA haría alusión mas bien a la gente del rio Pisqui donde si correspondería esta denominación. Fué una discusión, pero sacamos a la luz para las investigadoras de Chicago que antiguamente a la selva se le conocia asi, MONTAÑA, antiguamente -por ende- HOMBRES DE LA MONTAÑA podría referirse tranquilamente a shipibos de cualquier emplazamiento y no necesariamente a gente del rio Pisqui que colinda con las montañas de la Cordillera Azul.


Faltaba una información confirmatoria, un dato mas certero o que valide el testimonio de las personas que nos aseguraban que Punchana era la locación que buscábamos. Una indagación y encuentro casual de Luisa Elvira con un antropólogo sanmarquino shipibo llamado Russell nos dió pistas, la respuesta podía estar en Santa Clara, en un anexo llamado Nuevo Chicago. Allí vivía el padre de Russell y él podría conocer a alguno de los protagonistas del antiguo filme. En nuestro último día de rodaje viajamos 30 minutos desde Pucallpa a Nuevo Chicago y en un ambiente muy cálido el señor José Roque, casi de 70 años, vió la película en la laptop. Sin proponérnoslo logramos el momento central del largometraje, don José no solo reconoció a su suegro, también reconoció los cantos de sus parientes, algunos errores de edición por la inclusión de música que resultó ser ashaninka en al menos dos temas y también aseguró que se filmó en dos locaciones: el Pisqui y en algún lugar cercano a San Francisco. La película fué filmada en esas dos locaciones ya que las personas corresponden a esos dos lugares y el Pisqui se caracteriza por el tipo de diseños en las prendas y las caracteristicas físicas de las personas que aparecen, muy distintas a las personas de Yarinacocha o el Caco. Nos dió más información que será revelada en la película que estamos preparando y que incluirá las imágenes antiguas contrastadas con las imágenes actuales. Así concluyó nuestra búsqueda.


Bueno, por ahora solo podemos decir que los cambios son notables: transformaciones, sincretismo, olvidos, sustituciones. Lo importante es que el cine se revela como un elemento confrontador de la identidad para estos pueblos. Aquellos relatos sobre las tradiciones que los abuelos contaban ocasionalmente y que era parte de la cosmovisión y hasta de las leyendas de la cultura shipibo ahora tomaban forma en estas imágenes antiguas filmadas por un lingüista norteamericano apellidado Tschopick. Ha sido un viaje crudo, un salto inpensado a décadas remotas, una suerte de terremoto interno cuyos efectos no estamos en condiciones de predecir en este momento. Yo estaría contento si al menos como producto de estas proyecciones los shipibos adultos y los jóvenes al ver en estas escenas a sus parientes ya fallecidos -que hoy se llaman "los invisibles"- empiezan a reflexionar sobre sus cultura, lo que ganaron, lo que perdieron, si empiezan a reflexionar sobre ellos mismos. Es un aporte innegable del cine y les aseguro que una de las experiencias mas hermosas que nos ha tocado vivir.


Fotos: Claire Odland, Alaka Wali, Nancy Feldman - Field Museum of Chicago.

Comentarios

  1. buen trabajo,
    cuando estara lista la pelicula??
    me interesaria mucho verla, ya que conoci a Jose Roque, en mis visitas a Santa Clara.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Quisiera saber como puedo conseguir la pelicula, ¿puede descargarse?, ¿puede adquirirse de algun modo? Vivo en Buenos Aires. Gracias

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Sobrevuelo a la Reserva Comunal Tuntanain, Campanquiz y el Cenepa

BMPCC: LA CÁMARA CON MÁS PROBLEMAS DE LA HISTORIA...PERO MI CÁMARA FAVORITA

CINE AYAHUASQUERO