La Travesía de Irar y Chumpi: filmando con los jibaro-achuar - Segunda Parte

Noviembre del 2007. Era necesario regresar a Chicherta para grabar escenas adicionales ya que como leyeron en la primera parte de este artículo (publicada en julio) nuestro personaje principal se enfermó y demoramos varios días para encontrar uno nuevo. En esta oportunidad regresamos con un equipo diferente y lo que sucedió durante esos días es un relato que debe incluir nuestros encuentros y desencuentros con la mitología contemporánea que condicionaron nuestro trabajo. Así es la cultura viva, dinámica, y ahora nosotros íbamos a ser parte de esa mitología. Pues mente abierta y adelante con la crónica.
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El panorama para este segundo viaje era diferente. A nuestro favor teníamos la aprobación de las organizaciones Achuar, la confianza de la población de Chicherta y también conocíamos su cultura y dinámica cotidiana. Sin embargo esta vez no podría contar con el resto del anterior equipo (Alex, Angel y Andrea) y temía que podamos perder la confianza ya ganada con la comunidad. Teniendo en cuenta esta variable invité a participar a dos personas con la experticia técnica requerida y que además pudiesen integrarse rápidamente. Ellos fueron Alvaro Zavala de Lima, conocido videoartista y Percy Pacco, actor y realizador puneño, ambos con gran experiencia en selva.

Regresar a la zona con un avance de la primera filmación sería muy bien recibido, la gente siente que el retorno de sus imágenes es una muestra de respeto y los entusiasma para continuar participando en nuevas filmaciones como era nuestro caso en este segundo viaje. Sin embargo un imprevisto alteró considerablemente nuestro trabajo.

En camino a Chicherta nos detuvimos en Rubina para proyectar a una nueva asamblea de Apus el avance de la filmación. Fué una experiencia magnífica porque todo estuvo de nuestro lado: lleve mi lap top de reproductora, había disponible un equipo de amplificación de sonido y además llevamos con nosotros el proyector de video más pequeño del mundo en base a LEDs que Aliya, me había prestado. Toda una experiencia escuchar las opiniones de las escenas seleccionadas y un feed back a tomar en cuenta: debería verse mas animales y alguna escena de medicina tradicional Achuar.

Luego de 4 días de viaje desde Lima llegamos a Chicherta y fuimos recibidos...pero con pánico. Los niños huían despavoridos frente a nuestra presencia. Desconcertado subí tratando de conversar con alguno, pero no fue posible. Chakuir, la cocinera del grupo que viajo a la Tuna, me recibió con alegría relajando el ambiente extraño, luego, conversando con los amigos comencé a entender el motivo de este miedo: sucedía que la comunidad se encontraba con pánico colectivo, una suerte de histeria a raíz de la aparición de luces, objetos voladores, seres extraños y huellas de naves en la misma comunidad. También algunos jóvenes habían sufrido convulsiones y reacciones incontrolables entre las que se contaban expresarse en castellano -sin hablarlo- y una fuerza descomunal. Todo esto desde agosto, es decir, luego de nuestra primera visita. Para redondear la situación, un profesor de Washintsa llamado Luis Tsamarén había difundido en la comunidad el siguiente mensaje: "Ustedes tienen la culpa de lo que pasa por haber dejado que filmen en Chicherta, esas luces las trae Fernando Valdivia, él es quien aterriza, él es de la compañía petrolera, él es el PELACARA". Tsamarén también decía de Jempe (nuestro guía en este viaje y responsable del mapeo de las comunidades) que : "él toma los puntos de GPS, con esos datos es que las luces aterrizan...en cualquier momento va a morir una de sus señoras, si esto ocurre se debe matar a Jempe".
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Entendiendo el panorama agresivo concordamos con Jempe, nuestro guía traductor, aclarar las cosas. Convocamos a una reunión que se armó rápidamente ya que nuestra llegada coincidió con el fin de tareas comunales. Allí presenté los saludos de Andrea, Alex y Angel explicando su ausencia y presentando a mi nuevo equipo, luego reiteré que estábamos allí por una invitación del pueblo achuar y no por una iniciativa propia o particular. Recalque los objetivos del documental y el hecho de haber traído la filmación que les pertenecía. Paralelamente entregué 70 fotos impresas del anterior rodaje, una ampliación fotográfica del equipo de fútbol de Chicherta y unas donaciones pequeñas para el colegio (cuadernos y colores para los 30 niños)। Esto fue muy bien recibido, se rompió el hielo inicial y la gente empezó a informarme detalladamente de las cosas extrañas que venían sucediendo y que esos días eran el eje de la vida allí.cA continuación copio los apuntes de nuestra libreta de campo:

  • Cuentan que el 25 de agosto el joven Unti Kiakua de 16 años salió a orinar a las 8 de la noche y fue enfocado por una luz fuerte que venía del cielo y le produjo convulsiones. Unti afirmaba que "se le presentaron los espíritus de los abuelos muertos". Él se transformó, tenía la fuerza de 4 hombres. Para controlarlo le pusieron ampollas de gentamizol y paracetamol, con eso se calmó.
  • Días después a la Srta. Yamash de 16 años le ocurrió lo mismo y fue tratada de la misma manera.
  • El día 23 de setiembre el mismo Unti, luego de jugar fulbito, regresó a su casa a las 6 de la tarde y vio gente moviéndose cerca de su casa, una persona alta, gorda y con traje oscuro que se escondió cerca de su casa. Llamó a la gente de Chicherta, fueron 6 personas quienes hicieron 5 disparos. Esa noche Unti estuvo de guardia con un primo menor, a las 11 de la noche vio una luz detrás de un naranjo, se acercó y observó a la persona alta vestida de negro. Le disparó en el rostro y el grito, según relatan en la comunidad, se oyó en toda Chicherta. Esta persona fue absorbida por una luz que vino del cielo y desapareció. En el lugar aparecieron 5 marcas, como la huella de una mesa chica con una pata al medio. Unti creyó que había disparado a alguna persona de Chicherta. En esos días huyó hacia Ecuador (a unos 20 km. de Chicherta) donde aún se encuentra.
  • El 25 de septiembre una niña de 6 años despertó con convulsiones, las mismas reacciones que los anteriores jóvenes y se le trató de la misma manera. Aseguró que se le aparecieron los espíritus de los muertos.
  • El 3 de noviembre a las 8.30 de la noche, un hombre vestido de negro saltó la cerca de la casa del profesor Félix Baldomero (Wampi Kiekua), en el mismo centro de Chicherta, se sentó en la tarima donde dormía su suegra y luego desapareció.
  • El 5 de noviembre, Wananch, el animador evangélico, iba de la casa de su padre hacia la casa de Irar a las 3 de la madrugada alarmado por un viento inusual, de pronto se le presentó una luz que venía del cielo y cayó convulsionando ya que "sintió como que le pasaba corriente". El padre de Wananch llegó a disparar a la fuente de la luz. En el momento de nuestro viaje Wananch se encontraba muy mal de salud y profundamente afectado, con mucho temor en sus propias palabras. Ahora en sus sueños pelea con sus enemigos y los mata. Es su sueño recurrente.
  • El 6 de noviembre a las 10 de la noche la misma suegra del profesor vio una luz que descendió en su patio por unos 3 minutos, avisó a su familia y constataron que en el lugar existían 5 huellas en el piso, similares a las anteriormente encontradas, marcadas a pesar de la lluvia existente.

La gente de Chicherta, profundamente alterada, había modificado su vida, la gente que vive en la otra orilla se han mudado a casa de parientes, la gente monta guardia y no hay desplazamientos nocturnos. Algo similar ocurre en Uintza, donde estuvimos la última noche, donde el hijo del apu, Angelico Nayash, tuvo un encuentro directo con una nave pequeña piloteada por un hombre, nave a la que disparó. En Uintsa se habían presentado casos como los relatados en Chicherta. Son PELACARAS era la voz general.

¿Cómo entender estos sucesos?, ¿era caso una respuesta cultural de rechazo hacia nuestro trabajo?, ¿era algún hecho pequeño que se había magnificado y transformado?, ¿era acaso algo real?.

No éramos nuevos en estos sucesos, a estos "misterios de la selva". En mayo de 1993 tuve una experiencia singular cuando me preparaba para dormir al pie del Lago Suni Miraño en Loreto. Un cuerpo luminoso y flotante ingresó a mi carpa, atravesó mis piernas de ida y vuelta y luego desapareció. Los hechos se dieron en el lapso de varios segundos. El contacto con esa "luz" me produjo un escalofrío extremo, pero me repuse como para levantarme y salir a ver hacia donde se había dirigido. Luego del temor y la inevitable noche en vela, los indígenas yaguas me explicaron que eso era algo común y le llamaban "lamparilla". Todo un acontecimiento que me llevó a investigar el origen de este cuerpo luminoso desde la historia, la ciencia, la religión y la cultura popular. El resultado de las pesquisas no logró una respuesta contundente pero me dejó con más interrogantes y un ánimo de apertura para estos sucesos tan comunes en la amazonía y que el mundo científico peruano no se anima a abordar, no se si por desconocimiento, por no haberlo experimentado o por los riesgos que esto conllevaría para la reputación académica de quien lo investigue. Lo cierto es que no fue la primera vez que vimos algo similar, además por donde viajamos siempre escuchamos relatos de sucesos igualmente alucinantes que tomamos con cautela pero que nunca descalificamos a la primera.

El termino PELACARAS, ¿a qué se refería?. Creo que no solo de las voces populares podemos sacar una conclusión, había algo detrás que debíamos descifrar rápidamente para continuar con nuestra filmación.

Recordé algo que me había ocurrido 19 años antes, en mis tiempos de estudiante universitario y cuando recién me iniciaba en el mundo laboral con la ONG Calandria. Trabajaba capacitando en el uso de radio parlantes en las partes altas del barrio popular llamado La Rinconada de Pamplona Alta y cuando caminaba por las pistas de tierra de esta zona habitada por gente migrante y desplazados de las zonas afectadas por la subversión, algunos niños me llamaban "sacaojos". Lo que pareció un chiste luego se convirtió en algo preocupante porque en los diarios de Lima empezaron a publicar titulares como NIÑOS SIN OJOS EN CERROS DE LIMA, un fenómeno que duró varios meses a finales del año 88 y principios del 89. Ese mismo año, la publicación del libro "Pishtacos: de verdugos a sacaojos" de Juan Ansión, dio luces para entender el fenómeno. Se trataba de respuestas culturales en tiempos de crisis para defenderse de lo que consideran agresiones externas, una respuesta de los sectores populares cuando hay una relación de dominante-dominado. Pishtacos, simbólicamente, eran los españoles que sacaban la grasa a los indios para hacer jabón o lubricar sus maquinarias, ahora, sacaojos eran los que venían de afuera para supuestamente aprovecharse de las clases populares (en este caso vendiendo córneas y ojos de niños al extranjero).

Por ese lado podía estar la respuesta. El pelacaras podía estar asociado a esa representación simbólica y nosotros, luego de la bonita experiencia del primer viaje, ahora, por manipulación de personas de otras comunidades comprobadamente vinculadas a las empresas petroleras, podíamos ser considerados enemigos encubiertos a los que había que enfrentar con calumnias y la mitología popular.

La asamblea con la gente de Chicherta sirvió para informarnos de todos esos sucesos extraños y su vez reafirmar que nosotros habíamos sido invitados por la propia organización Achuar de la cuenca del Pastaza (FENAP), eso era lo que nos había llevado hasta esos lejanos parajes. Enfatizamos que no teníamos vinculación con las empresas petroleras y sus objetivos, más bien todo lo contrario. La gente Achuar ha desarrollado un enorme grado de desconfianza por todos los mecanismos que emplean las petroleras para desunirlos y el temor a nuestra presencia, mas allá de creernos pelacaras, respondería al hecho de estar alertas y prever cualquier infiltración o engaño para beneficiar los objetivos de las compañías en esta desigual batalla: el Estado peruano y los grandes capitales vs. pequeñas comunidades que todavía se desplazan en canoas.

He tenido la oportunidad de viajar por casi toda la amazonía peruana y observar directamente el desarrollo que ha llegado a esos parajes donde se extrae, por ejemplo, hidrocarburos. Es evidente a simple vista que allí las cosas no han mejorado y son por lo general peores que otros lugares de la selva peruana, que en 37 años de explotación petrolífera y de millonarias ganancias para las empresas, los nativos no solo no han ganado, mas bien han perdido. Ríos contaminados, animales muertos, extrañas enfermedades, niveles de salud pésimos y una educación que es cualquier cosa menos eso. Seria bueno que los lectores revisen las cifras oficiales, los indicadores que el propio Estado publica sobre regiones como Trompeteros, Andoas, Rio Corrientes y las comunidades Machigüengas del bajo Urubamba. Allí verán que las cosas están peor que antes. Hace poco un amigo que por años trabajó en ONGs y ahora se encuentra en el Pastaza ejecutando algunos proyectos municipales financiados por las petroleras me decía que el problema era que los indígenas no sabían negociar. Es decir, como repite la vieja aristocracia peruana, el problema eran los indígenas y no los que llegaban de afuera, el problema era la víctima y no el verdugo. Me parece que lo más sensato para el Estado, que evidentemente necesita el dinero que le puede generar la explotación de hidrocarburos, es empezar por el principio, es decir, hacer cumplir las leyes y remediar la contaminación generada y que está matando decenas de indígenas. Y no solo eso, modificar las leyes y hacerlas mas estrictas ya que las actuales no llegan a tener el grado de exigencia que las vigentes en California hace 60 años (testimonio del abogado Carlos Chirinos de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental al programa Cuarto Poder).

Bajo este panorama político y de pánico colectivo es que iniciamos nuestra filmación en Chicherta.

Este viaje queríamos aprovecharlo para lograr más escenas de la vida cotidiana de Chumpi, la escuela, tomas de contexto de la comunidad y también imágenes de flora y fauna. Solo contábamos con 5 días para lograr esas imágenes.

Mi intención era sacar más frases y testimonios del pequeño protagonista Chumpi, para eso había renunciado a las entrevistas en ON, mas bien quería que las cosas sucedieran naturalmente. Alvaro y Percy, mis asistentes, podían cumplir un importante papel ya que su empatía natural y su experiencia dirigiendo niños lograrían buenos testimonios. Llevamos una cámara handycam pequeñita y con ella pretendimos que los niños se filmen a si mismos, que se presenten y que digan cosas naturales aprovechables en el documental. La cosa fue novedosa para nuestro medio, inspirados ciertamente en la experiencia de VIDEO NAS ALDEIAS de Brasil que ha capacitado jovencitos y adultos desde hace 20 años entre diferentes aldeas indígenas brasileñas y logrado que produzcan obras de indudable valor testimonial.

¿El resultado de esta idea?, pues imágenes naturales, espontáneas y llenas de vida de los niños en el sencillo acto de presentarse y jugar. Me encantó el resultado, tan fresco que en un próximo rodaje lo replicaré con mas detalles, sobre todo en la capacitación para usar las cámaras. Todos pudieron hacerlo pero fue mas como una prueba de la cual he utilizado en la edición parte de los audios y diálogos de los niños.

Otro de los objetivos de este viaje era grabar animales. La búsqueda de fauna requiere de una preparación exhaustiva, desde la elección del lugar, la hora, los guías y los equipos a llevar y para ello decidimos dirigirnos a un punto muy cercano de la línea de frontera. Soy de la idea que para captar animales en un río lo mejor es avanzar lentamente con el motor apagado, en el sentido del río y estar atentos en los recodos porque ese es el momento donde sorprendemos a animales en las orillas y tenemos varios segundos para hacer la toma. En este caso debíamos avanzar contracorriente, de surcada y con el motor 60HP encendido debido a la fuerza de la correntada del río Chicherta. Sin embargo la fauna aquí todavía es tan abundante que pudimos grabar varios animales al paso; sachavacas, ronsocos, aves y un venado que nadaba en un recodo, supuestamente atraído por una "madre" (anaconda) de 9 metros que allí vivía. ¿La anaconda atrayendo animales?, pues se trata de un decir que es parte del inconciente colectivo de los indígenas: la anaconda hipnotiza a los animales y los atrae para devorarlos. De primera oídas uno puede burlarse de esta afirmación, se dice muchas cosas en la selva, sin embargo hasta no vivirlo no podremos refutarlo. ¿Alguno de Ustedes ha sentido la fuerza de la mirada de...una víbora shushupe furiosa, por ejemplo?. Esas miradas llevan códigos de comunicación no estudiados aún, energías poderosas. Habrá que investigar al respecto y no invalidar las cosas tan alegremente, todavía hay mucho por conocer de la amazonía.

El río no era suficiente así que nos internamos en el bosque, Jempe resultó un excelente imitador de aves, y con esos sonidos logramos atraer algunas, es la misma técnica de algunos guías de aves, solo que en el caso de Jempe lo había aprendido desde niño en las fuentes directas. El mismo Jempe fue quien, al regreso, entrego a Chicherta el mapa final de la comunidad, elaborado gracias a los dibujos comunales y la toma de puntos con GPS. Es un mapa que el mismo Estado no posee porque no se han dado el trabajo de averiguar que cosas existen en esta región, por eso concesionan sitios tan maravillosos en naturaleza como La Tuna, símbolo espiritual de la cultura Achuar.
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Los 5 días de rodaje llegaron a su fin, sin embargo desde el segundo día lo que habíamos analizado como mitología popular y pánico colectivo se hizo realidad frente a nuestros ojos.

Todas las noches proyectamos videos en DVD y en cada proyección contamos con la asistencia masiva de la comunidad. La segunda noche, mientras me encontraba instalando los equipos en el salón comunal, al voltear a ver a la gente, esta había desaparecido silenciosamente. Ví a todos afuera y al salir para preguntar que pasaba, fuimos testigos de un espectáculo en el cielo: las luces que los tenían atemorizados estaban allí, bailando frente a nosotros, en una lenta danza a varios kilómetros de distancia, surcando parte del cielo en 4 puntos diferentes. Lo mismo se repitió dos días después con más intensidad y despliegue de luces, solo que esta segunda vez fuimos testigos los tres miembros del equipo de rodaje y Jempe quien no salía del asombro y compartía su recogimiento con nosotros. Un hecho igualmente sobrecogedor ocurrió al momento de salir de Chicherta rumbo a Tsekuntsa (donde nos habían citado para interrogarnos sobre nuestros vínculos con las empresas petroleras), era tarde como las 6 y 30 y en un recodo del camino, en esos minutos del crepúsculo fuimos iluminados por un farol poderoso, de color blanco-azulado proveniente de lo alto de un árbol. Duró pocos segundos y lo desconcertante es que se trataba de un sector donde no habitaba gente.

Luego de proyectar el resumen del primer viaje y sustentar nuestra presencia (felizmente sin inconvenientes), al día siguiente partimos muy temprano hacia Uintsa. Aquí recabamos parte de las historias fantásticas que narré al principio, acompañados del traqueteo de la lluvia que ese día se empeñó en acompañarnos. Por la noche grabamos una sesión de ayahuasca en la maloca del chamán y entrevistamos a su hijo, el protagonista de los avistamientos y contactos más directos. Cerca de las 10 de la noche mientras conversábamos a pocos metros de la maloca y grabábamos un time lapse de la luna llena un sonido sordo empezó a venir desde el bosque. En breves segundos la tierra empezó a temblar violentamente: un terremoto de casi 7 grados ponía punto final a nuestro segundo viaje de rodaje al territorio Achuar.


Como Ustedes comprenderán, esta crónica ha sido la más difícil de escribir por la cantidad de hechos fuera de nuestro control que entraron en juego y que podían desviarnos de los temas que habitualmente tocamos en este blog. Confieso que esa noche, luego del terremoto, estábamos en pánico, como se dice, psicoseados, en la carpa preparamos la cámara para grabar lo que se presentara durante la noche pero no pasó nada. Al día siguiente salimos tempranísimo a la máxima velocidad rumbo a San Lorenzo para informarnos más del movimiento telúrico que vivimos. Junto con nosotros viajaron varios indígenas que habían tenido encuentros con las luces y personajes que generaron la histeria en la región. Optaron por alejarse un poco, no tenían a donde más ir. Nosotros nos poníamos a buen recaudo y para ser sinceros el tema del documental fue olvidado durante los tres días que demoró nuestra salida de Chicherta.

¿Cómo lidiar con estas situaciones fuera de guión?, en un primer momento nos vimos tentados en desviar el tema del documental, pero teníamos el tiempo justo para filmar las últimas escenas de LA TRAVESIA DE CHUMPI y la verdad necesitábamos otro tipo de cámaras: cuando grabamos las luces de noche, estas no salieron como las vieron nuestros ojos. Nos sentimos desbordados y tratamos de dialogar con los Achuar sobre lo que podrían ser. Se habló de máquinas contratadas por las petroleras para explorar desde el aire la presencia de hidrocarburos, se habló de las grandes riquezas en otros minerales allí presentes y hasta se habló de las fuerzas desencadenas tras la visita a la Tuna Sagrada. No se habló de marcianos o cosas parecidas, pero evidentemente si pasó por nuestras mentes porque es parte de nuestra cultura urbana y además porque eran objetos no identificados que ya hemos visto en otras selvas tan lejanas como el rio Heath en la frontera con Bolivia. Hay algo aquí que es como una recurrencia: en las zonas más alejadas de la selva hay cosas extrañas, ocurren cosas que no podemos comprender aún, pero están allí. No diré lugares para no generar visitas indiscretas, pero conozco un par de sitios de la frontera donde hay “energías” que tienen voluntad. Algunos les llaman MADRES, otros CHULLACHAQUIS, otros YASHINGOS. No es algo exclusivo de nuestro país, relatos similares los encontramos en los países vecinos, en Europa y hasta en Japón, con distintos nombres, pero siempre con la misma descripción: seres fantásticos vinculados a sitios de naturaleza prístina y que cuidan los bosques y sus animales.

¿Fantasía?, pues lo dejo al criterio de cada uno. A veces creo que la química de los olores de las miles de plantas amazónicas nos hace ver y sentir cosas mas allá, en un estado ampliado de sensibilidad y conciencia, pienso también que la música permanente de todos los insectos es como el tambor o la sonaja del shamán buscando que la gente llegue al éxtasis. Así es la selva, por eso nos apasiona, por eso regresamos a ella, por eso queremos protegerla junto con la gente que allí vive.

¿Y la Tuna Sagrada, la cascada secreta?, pues su ubicación seguirá siendo un secreto, los Achuar nos pidieron mostrarla pero no revelar su ubicación porque así quieren preservarla y no aceptan turistas ni gente foránea. Es algo que guardan para ellos y están en su derecho.


Y bien, así terminó la filmación de LA TRAVESÍA DE CHUMPI. Es octubre del 2008, ya llevo tres ediciones OFF LINE y aún no está listo el documental. Siento una frustración similar a la que viví antes de editar BUSCANDO EL AZUL ya que en esa oportunidad demoré mucho más de lo previsto. En fin, son los riesgos de aventurarse en un documental independiente con pocos recursos. He perdido la oportunidad de concursar en varios festivales pero por otro lado ya hay pedidos de canales de TV de afuera. Una interesante experiencia por donde se le mire y ojalá estas reflexiones y anécdotas sirvan para otros realizadores animados en iniciar algún proyecto en nuestras selvas. ¡Seguiremos escribiendo!.

Puedes ver un pequeño making off grabado y editado por Alvaro Zavala en

http://es.youtube.com/watch?v=QgdPBTZFqN4

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