POR UN CAMINO INCA: nuestra primera ruta audiovisual.


Corría 1987, la Facultad de Letras andaba alborotada por la presencia de los militares dentro de la universidad, por otro lado la gente de Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru hacian acto de presencia en algunas aulas mediante discursos rápidos, nerviosos y con su volante de regalo antes de desaparecer. Una Universidad con 30 mil alumnos es un espacio donde es fácil mimetizarse y además San Marcos siempre fue una universidad de izquierda a pesar de los reiterados esfuerzos de los apristas.

El primer gobierno de Alan García fue un increíble espectáculo de demagogia e irresponsabilidad y luego de dos primeros años de despilfarro y en la misma ruta de violación de derechos humanos (la matanza de los penales había acontecido hacia poco mas de un año) que el gobierno anterior, pues las cosas para el país no tenían una buena perspectiva.

Entre la gente de la base 85-86 la discusión política era frecuente, no éramos ajenos a esos momentos, sin embargo todos teníamos ansias por conocer más este Perú que se desangraba, conocer la realidad en el interior, tomar contacto con las raíces expresadas en sus grupos arqueológicos, fiestas tradicionales y el medio ambiente que de alguna forma habían contribuído a la formación del hoy en estos pueblos.

Habíamos iniciado el tercer ciclo de estudios y los sábados teníamos una maratón de clases con nuestro profesor de fotografía Oscar Pacheco, un bohemio excéntrico que se convirtió en nuestro maestro y amigo. Su pasión por las imágenes nos la transmitió, por ese motivo y aprovechando el material fotográfico que ya teníamos producto de nuestros viajes principalmente por la costa y la sierra, realizamos en diciembre de 1987 nuestra primera exposición “Perú, paisaje y aventura”. Nacieron prospectos de fotógrafos y también un grupo cultural como tantos que caracterizan a San Marcos: El Centro de Comunicación y Cultura, la CCC.

Esos tiempos eran realmente anárquicos al igual que nuestra formación, y la mejor muestra de ello es que nos lanzamos a filmar sin haber terminado siquiera el primer curso de foto y sin haber llevado ningún curso de audiovisuales en la universidad.

La tecnología estaba avanzando y ya existían las camcorders compactas VHS y BETAMAX. Esa era nuestra ambición, contar con una de esas cámaras para pasar de la foto estática al movimiento. Varios hechos nos animaron: la base 84 ya había hecho el primer video en San Marcos y nuestro compañero de promoción Carlos Barreto ya estaba en plena realización de “San Marcos, la historia no contada”. Queríamos unirnos al carnaval del video y junto con Toño Mendoza estuvimos detrás de uno de estos juguetes.

En abril de 1988 Toño llegó con una noticia: su amigo de la PIP (la desaparecida Policía de Investigaciones del Perú) tenía una cámara que quería rematar. Cuando la vi empezamos a soñar: era una super moderna y nueva cámara Sony con el novísimo formato V 8, ¡la primera cámara de este tipo con foco automático!. Estaba completa, con tres baterías, un forro alucinante y una maleta de la era espacial. Pedía 900 dólares, una increíble ganga en ese momento…bueno, una "ganga" es un decir, nosotros eramos estudiantes de una universidad nacional…con nuestro pasaje en el bolsillo y a veces para una chela.

Luego de algunos malabares económicos y prestamos pudimos comprar la cámara y toda la CCC se lanzó a practicar con ella.

¿En qué usaríamos esta maravilla?, el primer proyecto es siempre un parto con forceps... pues bien, teniamos dos posibilidades: escalar el nevado Huascarán, el mas alto del Perú aprovechando el buen físico del momento o ir al Cusco a filmar el Camino Inca a Machu Picchu, ruta muy popular para los caminantes y que había embelesado a Toño y a Rolando Pineda, el único andinista “de a de veras” entre nosotros.

Los retos técnicos para escalar el Huascarán escapaban largamente a nuestras posibilidades, sobre todo porque deberíamos pagar porteadores y guías, dinero que no poseíamos. Las promesas de apoyo para filmar en el Camino Inca empezaron a aparecer, eran otros tiempos, con poca gente dedicada a filmar estos temas debido al peligro de los desplazamientos en las llamadas “zonas rojas”. El apoyo de la Universidad, y el Instituto Nacional de Cultura a nuestro proyecto fue determinante y decidió nuestro primer documental: POR UN CAMINO INCA.

A veces no conocer los retos que tienes por delante es mejor ya que algunos pueden desanimarse y no continuar. Lo primero fue resistir las horas de espera a los funcionarios para lograr una firma de apoyo o una carta de respaldo. Fue cansado pero se logró, seguramente porque éramos estudiantes entusiastas y, con seguridad, de los primeros de una universidad nacional en aventurarnos a realizar un documental de expediciones. Yo creo que personalmente estaba alucinando por el tema, de niño prefería ver los documentales de Jackes Yves Cousteau y National Geographic antes que los dibujos animados. Esos grandes viajes, sortear diferentes mares, montañas y otros sitios naturales era un sueño y nuestros días de anarquía universitaria nos impulsaban a hacer esto…bueno, además sabíamos que serviría mucho para lograr calificaciones en algunos cursos en los que aún no estábamos matriculados. Al final creo que no estábamos tan locos.

Marcamos el viaje entre julio y agosto de 1988. Pero no todos podían ir. Garantizábamos alojamiento y transporte en Cusco, pero nada más. Además en nuestros viajes previos de preparación a Marcahuasi logramos conocer más a fondo la personalidad y el físico de cada uno. Habia gente que de repente podía ser “problemática”. Al final hicimos una lista de 10 personas. ¡Los expedicionarios estábamos listos!.

El primer grupo encargado de la pre-producción salió al Cusco unos días antes que el grueso de la gente. Viajamos el relacionista público de la CCC nuestro querido amigo Yvan Torres, el popular “Cachupo”, el casi sociólogo y ahora periodista Richard Centeno y yo como director. Toño no pudo viajar porque acababa de ingresar a un banco y era difícil pedir permiso por tanto tiempo. Viajamos con la cámara y el inicio de nuestra vida de documentalistas casi se estrena con una desgracia.

El bus que nos trasladó de Arequipa a Juliaca en Puno llegó a su destino cerca de las 6 de la mañana, tomamos un triciclo Taxi Cholo y en pocos minutos ya estábamos en la estación del ferrocarril que nos llevaría hasta el Cusco. Mientras comprábamos los boletos alguien se acercó a nuestro desordenado cerro de bultos y se llevó la atrayente maleta de la cámara. Nadie se dio cuenta porque los cómplices de los ladrones nos distrajeron. Sin embargo no se percataron de uno del grupo quien pasó la voz y logró que reaccionásemos rápidamente y capturásemos al ladrón en fuga. Lo interesante del asunto es que las 60 personas que se encontraban en la estación del ferrocarril se levantaron …¡para defender al ladrón!

Luego de este incidente que nos convirtió hasta hoy en maniáticos de la seguridad, emprendimos viaje hacia el Cusco filmando nuestros primeros travellings en esta ruta bellísima y tan cargada de historia: Pucará, Tinta, Racchi, lugares maravillosos que merecen de por sí su propia película.

En el Cusco nos lanzamos a concretar los ofrecimientos. Luego de recibir un NO de una institución que nos ofreció alojamiento, por pura casualidad conocimos al director del Instituto Peruano del Deporte en el Cusco, el Sr. Guillén, quien nos ofreció de la manera mas desinteresada un espacio en el nuevo coliseo del Cusco que tenía muy buenas habitaciones. Eso fue un maravilloso logro y siempre se lo vamos a agradecer. Aunque valgan verdades tocamos muchas puertas para lograr el ansiado alojamiento gratuito. De tanto pedirlo alguien terminó oyéndolo. Creo que esa fue la clave.

Faltando un par de días para que el resto de la gente salga de Lima hacia el Cusco, nos encontramos con un problema: uno de los miembros de la CCC que no habíamos incluido en la lista de viaje estaba muy ofuscado, disgustado, resentido con nosotros. Se trataba de Fabricio al que no considerábamos porque en las caminatas siempre era el último en llegar o al que le ocurrían los accidentes. Su fuerte reclamo ablandó nuestro corazón y el equipo de 9 gentes subió a 10. Nos persignamos, ¡seríamos un batallón!: Ceci, Fanny, Kike, Facho, Bernie, Rolo, Jorge y nosotros 3 .

Iniciamos viaje en julio, entre el 22 y 24, no recuerdo, todos tenían una función definida, pero a grupo grande, logística mas grande. En esos tiempos no se vendían en Lima los equipos de montaña que ahora abundan, por eso las bolsas de dormir eran enormes y nuestras dos únicas carpas eran inapropiadas: una para dos personas, muy delgadita y otra, una enorme de playa. Al no contar con handys o cosa parecida el grupo se fue dispersando de acuerdo a su ritmo, a su físico, era difícil que 10 personas caminasen al mismo ritmo en una ruta tan diversa y sorprendente, además, todos querían tomar fotos, era un mundo nuevo para todos. Entre la pérdida de nuestra comida, el errar el camino de noche y otras aventuras, la ruta que habitualmente se hace en 4 días la hicimos en 6. Además en este viaje solo se filmaron unos 20 minutos de imágenes ya que era mas un viaje de "exploración". Es que éramos demasiados, el interés central de filmar un documental quedo relegado a los temas logísticos y la seguridad del grupo (Fanny se accidentó en Huayna Picchu y Fabricio se perdió porque su mochila se deshizo).

Aguas Calientes, 29 de julio, de los 10 iniciales, 6 decidieron regresar. Cuatro emprenderíamos el Camino Inca al revés. Con la experiencia ganada limitamos al máximo el peso y la logística. Era mi primer equipo “comando” de filmación, allí estaba Rolo, el andinista vencedor del Huascarán y el Chacraraju, Jorge, cinta negra de taekwondo y psicólogo con aspiraciones de artista visual, Fabricio, si Fabricio, a quien casi expectoramos y que a pesar de todo quería continuar como sea, y yo como el director camarógrafo. Bueno, este viaje al revés resultó el más productivo, el más rápido y el mas seguro de todos. Hicimos el camino en 2 días y filmamos mas de una hora. Claro que al final el tráfico de trenes llenos hasta reventar nos impidió tomar el tren de regreso y debimos agregar unas horitas de caminata hacia Ollantaytambo.

Esta filmación se basó en nuestro concepto de que NO QUERIAMOS VER GENTE EN EL DOCUMENTAL, solo naturaleza y grupos arqueológicos. Creo que hay una contradicción en el concepto que manejábamos, pero el hecho de que la naturaleza es lo que es, en lo positivo y negativo, por la injerencia directa de las personas, además los grupos arqueológicos eran obras...de personas.

La propuesta visual del documental POR UN CAMINO INCA también se proponía representar el manejo de pisos ecológicos sustentados en la ADAPTACIÓN que de ellos hicieron los incas. El mejor momento del documental donde se expresa esta premisa es en la secuencia correspondiente a Phuyupatamarca (uno de los grupos arqueológicos de la ruta y que al llegar a Lima colgaré).

Ya en Cusco evaluámos que nos faltaba material. Para todo el documental contábamos con dos cintas de dos horas (cintas usadas porque en esa época no era fácil ni barato encontrar cintas V 8) y tres baterías que nos daban unas 5 horas de operación de cámara. Rolo y Jorge no podían continuar, asi que este tercer viaje lo haría con la persona menos pensada: Fabricio.

El tercer viaje marcó la lógica de trabajo que hasta ahora empleamos en Teleandes para filmación de naturaleza: poca gente, infraestructura mínima y corta duración. Viajamos prácticamente con lo que teníamos puesto, mochila y sleeping. Hicimos las tomas necesarias, básicamente en Warmiwañuska (Donde Mueren las Mujeres, paso más alto de la ruta a 4200msnm.) y regresamos rápidamente, todo en dos días.

Ya en Lima la televisión alertó sobre un enorme incendio forestal que estaba amenazando Machu Picchu y el mismísimo Camino Inca. Debíamos regresar a como de lugar. Era nuestro primer contacto con lo imprevisible de los sucesos durante el documental. Nos prestamos dinero, hicimos tramites para ir como voluntarios para combatir el fuego, al final logramos viajar y filmar en el lugar de los hechos el momento exacto en que una lluvia milagrosa apagaba el fuego y ponía a salvo a osos de anteojos, tunkis, orquídeas y los muros de los antiguos Incas, todo un suceso ocurría frente a nuestra cámara.

Este proyecto estuvo lleno de sorpresas, al regresar aLima via Arequipa, nos enteramos del famoso “paquetazo” del gobierno aprista que elevó varias veces el precio de las cosas, producto de la improvisación económica, la guerra interna y también del panorama mundial. Logramos tomar un bus de regreso con nuestros últimos centavos. Felizmente alcanzó para llegar a casa, con un interesante material filmado y que no sabía como, ni donde, editaría.

Demoramos AÑO Y MEDIO en editar el material!. Lo financiamos con nuestro propio trabajo (recientemente había ingresado a una ONG y el sueldo lo destiné fundamentalmente a eso) y también con el apoyo del Instituto para América Latina IPAL quienes me facilitaron la isla a un precio muy comodo. La música la interpretó gratuitamente nuestros amigos del grupo YAWAR (en base a los temas de sus discos TOTORAS Y JUNCOS y AMERICA CANTA A MACHU PICCHU) gracias a los buenos oficios de Cachupo y a que nuestras familias eran de Ancash. Eso tiene el peruano, reciprocidad se llama, hoy por ti, mañana por mí.

El documental se estrenó el 19 de diciembre de 1990 en el Museo de la Nación, una excelente experiencia a sala llena con una mesa de lujo: el ecologista Antonio Brack, Luis Guillermo Lumbreras y el director de la Escuela de Comunicaciones de San Marcos, Jorge Hani. Hubo prensa televisiva (nos entrevistaron por primera vez en la TV en tres programas), páginas completas en El Comercio y un buen suceso en general como para mover positivamente el piso a cualquier estudiante.

Como el objetivo de esta entrada es compartir experiencias con nuevos realizadores, quiero sintetizar lo bueno, lo malo y lo que se podría hacer y no hicimos en esta primera experiencia estudiantil:

Lo bueno fue el entusiasmo de abordar temas poco tocados por la TV de esa época y los videos independientes, la gente apoya cuando eres joven, entusiasta y cuando además le pones algo de base a lo que haces (leímos y releímos a Maria Rostorowsky y otros más, no nos mandamos a filmar improvisadamente ehh). Hacer ruido sobre lo que pensábamos hacer, tocar muchas puertas ayudó a encontrar apoyos en sitios donde menos lo pensábamos como cuando fuimos a pedir el pequeño auspicio de la Federación de Periodistas del Cusco y la circunstancial presencia del Jefe del IPD que nos facilitó alojamiento con el consecuente ahorro. También las alianzas con instituciones serias como IPAL o los amigos de Yawar que facilitaron enormemente la edición. Con Yawar años después retribuimos el inmenso favor realizando para ellos el video clip de su tema Vuelve a tus Campos…no hay que olvidar los favores pues.

Lo malo de la experiencia es no haber limitado el número de participantes al principio, lo cual creo serios problemas logísticos y conflictos internos. Luego el no tener presupuesto y demorar demasiado la edición. Hay que acortar el tiempo entre el momento que terminas de filmar y el momento de presentación del documental, eso te da mas posibilidades comerciales y de exclusividad. En la parte narrativa debemos contar con un asesor metido en los temas audiovisuales a fondo para acelerar procesos de propuesta visual y guionización. Eso nos hubiese ahorrado un año de pensar y pensar.

¿Qué se podría hacer en próximas experiencias similares?, pues bien, ahora que ha avanzado tanto la tecnología hay que aprovechar sus posibilidades. Las cámaras pequeñas son una maravilla y no hay excusa para la falta de energía (he filmado una semana con una VX 2000 usando solo una batería, esa gordita F900), para arquitectura como la Inca el angular es imprescindible y en el caso de necesitar movimiento ya hay pequeñísimos steady cam que funcionan, sobre todo para recorridos por entre los pasadizos de lugares como...Puruchuco por nombrar uno. Las mini jib o porta jib son aparatos pequeños, livianos y muy prácticos para estos documentales de sitios arqueológicos…claro, yo prefiero jugar mucho con el tele y la profundidad de campo. Si se cuenta con presupuesto, pues no duden en alquilar alguno de estos aparatos, pero si el presupuesto es modesto, pues no hay problema, el lenguaje audiovisual está en permanente renovación y no hay límites para experimentar con los angulos, encuadres, movimientos y también en la edición, hasta podría ser el inicio de un descubrimiento, como cuando Jean Rouch, el documentalista francés, olvidó el trípode y al usar la cámara en mano nació el Cinema Verité. Los paneles de cartón nordex forrados con platina son algo difíciles de transportar pero terminas acostumbrándote, al menos en la selva me sirven para todo, no solo para iluminar, también como apoyo al caminar, para protegerme de víboras, como paraguas y en dos oportunidades como remos!. Con las bolsas secas de jebe ya no hay la preocupación por la integridad del equipo cuando caen lluvias o navegas en ríos peligrosos. Yo me movilizo con poca gente, generalmente somos dos, a veces tres y en expediciones extremas 4 personas con al menos dos comandos locales. Pero cada uno debe ser capaz de realizar varias actividades y al menos dos deben hacer cámara ante cualquier imprevisto. Ahora, no subestime ala gente..al igual que los hobbits del Señor de los Anillos el chato Fabricio jugó un papel vital en este proyecto...a tomar en cuenta. Son lecciones de este primer proyecto estudiantil...muchas cosas no las recuerdo ahora, pero seguro con sus preguntas las recordaré.

Quiero terminar con una frase que nació en esos días de nuestro primer documental, no se si atribuirla a Rolo, a Toño o a algún campesino, lo interesante es que nos marcó mucho y creo que Herman Hesse empleó una con el mismo sentido: “No soy mas importante que una animal, una roca o una planta…solo soy parte del paisaje” …esa ha sido y es nuestra filosofía hasta hoy.

Comentarios

  1. Había olvidado que casi fui expectorado injustamente del primer grupo, pero de ninguna manera me iba a perder la experiencia de realizar nuestro primer documental, ya que, si bien no habíamos seguido ningún curso “oficial” de audiovisuales, ya en 1er ciclo nuestro recordado maestro Pablo Guevara nos había adelantado (al menos a algunos de nosotros) como trabajar proyectos documentales en base a “500 años” su propio proyecto. Además ya en aquella época nuestro segundo hogar se ubicaba en la Filmoteca de Lima del Museo de Arte, donde nos internábamos en ciclos enteros de cine clásico y moderno. Definitivamente las pilas estaban puestas. Es muy bueno recordar que empezamos nuestro trabajo audiovisual con una pasión que felizmente hasta ahora mantenemos en nuestras chambas, aunque creo que de todo ese grupo solo los dos continuamos en este rubro. Y ya que estamos recordando, recordemos también que con esa misma cámara realizamos la primera ficción de la historia de San Marcos “Tribulaciones de un reprimido”, pero ese flash back me toca postearlo en mi blog.
    Salúd por los 20 años.

    ResponderEliminar
  2. Estimado, me he acordado de la primera vez que ví el video, entre otros, cuando hicieron la bienvenida a los "cachimbos 91"...
    Pues hace ya muchos años.

    ResponderEliminar
  3. Muy interesante el video, me recuerda lo maravilloso que ese recorrido, y muy interesante tambien el relato de la filmacion. Felicitaciones.

    ResponderEliminar
  4. muy bueno, pensé que me encontraría con algo mas tipo de estudiante pero el trabajo esta bastante bien hecho. El texto bien trabajado.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Sobrevuelo a la Reserva Comunal Tuntanain, Campanquiz y el Cenepa

BMPCC: LA CÁMARA CON MÁS PROBLEMAS DE LA HISTORIA...PERO MI CÁMARA FAVORITA

CINE AYAHUASQUERO